domingo, 29 de mayo de 2016

LA PARTICIPACIÓN INFANTIL EN LOS MUNICIPIOS Y OTROS ÁMBITOS SOCIALES

EL DERECHO A LA PARTICIPACIÓN DE NIÑOS Y ADOLESCENTES
A estas alturas no se puede negar la necesidad de potenciar y favorecer el derecho de niños, niñas y adolescentes a participar en todos los ámbitos de su vida. Tenía que ser por pura lógica, pero también porque lo dice la Convención de los Derechos de la Infancia, ratificada por el Estado Español, y la misma legislación española en diferentes normativas.
Cuando hablamos y escuchamos sobre la participación de niños y adolescentes nos debemos referir a la necesidad de que den su opinión en todos los ámbitos y en todas las cuestiones que les incumben; desde la familia a la escuela y al municipio o a la asociación deportiva. Está claro que la responsabilidad final sobre la educación en casa, las decisiones en la escuela o los proyectos municipales la tendrán los padres, el profesorado o los responsables políticos, pero sin rehuir la consulta, la negociación y la gestión de cuentas en cada nivel a los niños, niñas y adolescentes.
Es evidente que no deberá hacerse igual con un niño o una niña de tres años o de quince, porque su responsabilidad personal no es la misma, ni cómo entienden el mundo, cómo expresan sus opiniones o se les debe de informar sobre la decisión tomada. Pero tanto a los tres años como a los quince tienen cosas que decir sobre aquello que les concierne y, además, cada proceso negociador o de toma de decisiones es un escalón en su aprendizaje como persona y en el ejercicio de sus derechos ciudadanos.
Participar es un derecho que deben ejercer al vivir cada momento y al aprender a vivir para el futuro, en una dialéctica constante entre asumir responsabilidades sobre la propia vida y el compromiso con la colectividad. El aprendizaje de la participación de las personas debe de comenzar desde el principio, desde pequeños en casa, en la escuela, en la calle, en la falla, en el club...

CONSEJOS DE INFANCIA Y OTRAS FORMAS DE PARTICIPACIÓN
Estuve en Mislata los pasados 20 y 21 de mayo en el I Encuentro de Consejos de Infancia de la CV, con responsables políticos y sociales, consejeros y consejeras infantiles y técnicos municipales o miembros de asociaciones encargadas de dinamizarlos. Fue una experiencia interesante que me hizo poner la vista esperanzade en el futuro, desde un pasado bastante pobre aquí, en el País Valenciano. Además de dignas excepciones, este no ha sido un objetivo en los ayuntamientos además de –sí acaso- utilizar a las niñas y a los niños como guirnaldas en los actos municipales o floreros en las mesas de la alcaldía.
Los Consejos de Infancia representados en Mislata venían de Ayuntamientos que ya se toman más seriamente el papel de niños y adolescentes en la vida local del presente y del futuro. Hemos de tener en cuenta que las niñas y los niños deben vivir -y, a veces, sufrir- el presente, pero también el futuro que se va creando desde las decisiones de cada día. Por eso, es necesario que aprendan a decidir sobre su futuro desde la vivencia del presente y en cada uno de los ámbitos de su vida.
Se habla de Participación Infantil y automáticamente pensamos en Consejos Municipales de Niños y Niñas, Consejos de Participación Infantil... Pero, un Consejo de Infancia es sólo una de las maneras en que se puede conseguir que las niñas, niños y adolescentes participen en el municipio, un instrumento para que los niños y las niñas estén presentes de manera institucional en la agenda municipal, que se les tenga en cuenta y que, institucionalmente, estén; que se les permita y facilite opinar, aportar y evaluar en los programas de Infancia y en todos los demás, porque todos les conciernen como ciudadanas y ciudadanos del presente y del futuro. Por eso, sin lugar a dudas, además de los Consejos de Infancia han ponerse en práctica otras mecanismos de participación infantil en el municipio.
Si observamos cómo se crean y desarrollan los Consejos de Infancia veremos que los centros educativos suelen tener un papel importante. La mayoría de niños y niñas del municipio suelen estar en la escuela o el instituto, aunque también hay quienes vienen de otras localidades y quienes van a centros de otros pueblos. Pero, además, el hecho de realizar las elecciones a consejeras y consejeros infantiles desde los centros educativos y, también, reunirlos en horarios escolares, dentro el calendario escolar, hace que se mezclen los objetivos, los ámbitos y las responsabilidades escolares y municipales. Incluso, algunos centros asumen los representantes en el consejo como sus representantes y tratan los temas desde una visión, metodología y temática muy escolar. Está claro que el centro educativo debe atender a las necesidades de participación del alumnado, sí, pero como alumnado, en relación a la realidad educativa y ejerciendo los derechos que como escolares tienen dentro y fuera del centro. Tiene que haber –y hay- estructuras participativas en los centros escolares: asambleas, delegados, consejos escolares y se han de poner al alcance del alumnado desde muy pequeños, en un aprendizaje de la participación y el compromiso con el colectivo. Pero no tiene que confundirse la participación en el municipio con la participación en el colegio o en el instituto. Cada ámbito tiene unas características, unas necesidades y unos objetivos, sin que tengan que interferirse ni chocar sino, bien al contrario, complementarse y aprovechar los aprendizajes.
MECANISMOS PARTICIPATIVOS
Deben de ponerse en marcha Consejos de Participación Infantil en cada pueblo, por pequeño que sea, encontrando el mejor modelo de funcionamiento que permita que niños, niñas y adolescentes intervengan en los procesos de decisión y colaboren en diseñar sus espacios, las actividades dirigidas a ellas y a ellos y a reflexionar sobre sus inquietudes y necesidades en un diálogo constante con la realidad social que viven. Pero, como he dicho arriba, no sólo con la creación de los Consejos Municipales de Infancia se completa el mapa de la participación infantil. Habrá que encontrar mecanismos participativos en todos los ámbitos donde se mueven niños, niñas y adolescentes, ya que no debería valer buscarles las actividades más divertidas, las mejores soluciones a sus problemas o cubrir sus necesidades sin pedirles la opinión, negociar sobre sus intereses y responderles siempre a sus propuestas, explicándoles las razones de las decisiones. En Mislata, por ejemplo, había representantes también del Consejo de Niños de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia.
Unos niños que aprenden a participar serán unos jóvenes y unos adultos participativos y comprometidos con el entorno y con la sociedad. Por eso, habrá que facilitarles el aprendizaje de la participación con unos adultos que deberán tenerlo claro, saber cómo y sin miedo a dar la voz a los más pequeños. Al contrario, derberán aprovecharse de su inocencia, de su sabiduría, de su generosidad y de la sencillez de sus soluciones a viejos y nuevos problemas, antes de que estén mediatizados por otros intereses y maneras de vivir la vida desde planteamientos adultos pero, a veces, poco adaptados a sus intereses reales. Una sociedad que dé la voz y haga caso a los pequeños es seguro que será una sociedad más justa y al alcance de todas las personas porque, ciertamente, suelen tener menos prejuicios y estar más cerca de la realidad.

Eduard Hervàs Martínez
Psic
ólogo y tècnico de Infancia y Educación
@psicofamilia
edhervas@cop.es

No hay comentarios: